NOTA DE PRENSA
En el Estrecho de Gibraltar conviven cientos de delfines y ballenas piloto, por lo que ha sido calificado como “Reserva de la Biosfera” por la UNESCO. Las características del Parque Natural Estrecho de Gibraltar, Reserva transfronteriza de la Biosfera entre España y Marruecos, nos transporta efectivamente al paraíso de los cetáceos. Entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico cruzan rorcuales en sus rutas migratorias, conviviendo con los cachalotes y las orcas, algunas de las cuales pasan casi toda su vida en estas aguas.
El atún rojo ¡Ay! No hay. Ha sido el protagonista de tanto ajetreo, y ahora está con graves problemas, así como los pescadores.
El tráfico marítimo de 300 barcos diarios de gran tonelaje, que suponen el 25% del tráfico marítimo mercantil mundial, y el desarrollo de los 10 puertos del Estrecho, también comparten el día a día con las ballenas y delfines. Las grandes industrias contaminantes de la Bahía de Algeciras lanzan sus emisiones durante las 24 horas del día. Los vertidos sistemáticos, junto con los ocasionales barcos a la deriva y varamientos, forman parte de la información diaria de los medios de comunicación.
Y aquí seguimos todos… sin ánimo siquiera de protegernos, de preparar un futuro cierto y elegido, protegido y sostenible en el que quepamos todos. Desde la piratería y el engaño, el abuso de poder y el dinero, seguro que todos saldremos perjudicados.
El cambio climático que era un coco por venir, ya es una realidad cotidiana que arrasa con la avaricia del ser humano y el descontrol del capitalismo. Aquella sociedad de consumo que denostábamos los jóvenes de los ’60 y ’70 se ha instaurado en nuestras mentes y en nuestra sociedad desarrollada del 5%, pareciendo que ésto, ¡es que tiene que ser así!
Pues bien, la convivencia del planeta y del Estrecho por ende, dependen de la voluntad colectiva de no seguir ni engañándonos, ni tapándonos los ojos ante el espanto.
Siempre queda enamorarse del delfín, y adscribirse a la nueva filosofía de la globalización justa, a las causas nobles y perdidas, a las organizaciones no gubernamentales contra el gran capital que quiere acabar con todas las especies inferiores, incluida el ser humano.
Asociación Whale Watch España
El atún rojo ¡Ay! No hay. Ha sido el protagonista de tanto ajetreo, y ahora está con graves problemas, así como los pescadores.
El tráfico marítimo de 300 barcos diarios de gran tonelaje, que suponen el 25% del tráfico marítimo mercantil mundial, y el desarrollo de los 10 puertos del Estrecho, también comparten el día a día con las ballenas y delfines. Las grandes industrias contaminantes de la Bahía de Algeciras lanzan sus emisiones durante las 24 horas del día. Los vertidos sistemáticos, junto con los ocasionales barcos a la deriva y varamientos, forman parte de la información diaria de los medios de comunicación.
Y aquí seguimos todos… sin ánimo siquiera de protegernos, de preparar un futuro cierto y elegido, protegido y sostenible en el que quepamos todos. Desde la piratería y el engaño, el abuso de poder y el dinero, seguro que todos saldremos perjudicados.
El cambio climático que era un coco por venir, ya es una realidad cotidiana que arrasa con la avaricia del ser humano y el descontrol del capitalismo. Aquella sociedad de consumo que denostábamos los jóvenes de los ’60 y ’70 se ha instaurado en nuestras mentes y en nuestra sociedad desarrollada del 5%, pareciendo que ésto, ¡es que tiene que ser así!
Pues bien, la convivencia del planeta y del Estrecho por ende, dependen de la voluntad colectiva de no seguir ni engañándonos, ni tapándonos los ojos ante el espanto.
Siempre queda enamorarse del delfín, y adscribirse a la nueva filosofía de la globalización justa, a las causas nobles y perdidas, a las organizaciones no gubernamentales contra el gran capital que quiere acabar con todas las especies inferiores, incluida el ser humano.
Asociación Whale Watch España
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